sábado, 23 de abril de 2011

El día en que los turistas se sintieron gobierno.

Visitar la Casa Rosada, toda una atracción

Aunque muchos porteños escaparon de la ciudad aprovechando los feriados de Semana Santa, Buenos Aires está llena de turistas del interior y extranjeros, que ocupan el 80 por ciento de las plazas hoteleras de establecimientos de 4 y 5 estrellas.

Ayer, pese a la amenaza constante de lluvia, que se materializó en algún que otro chaparrón y en una llovizna persistente, los turistas pasearon por los puntos estratégicos y coparon, entre otros centros de atracción, la Plaza de Mayo y la Casa Rosada que, como sucede todos los fines de semana y feriados, abrió sus puertas al público en un tour que dura 30 minutos.

Muchos visitantes, queriendo emular a algún político argentino, salieron a saludar a unos de los balcones, mientras que otros comentaban la belleza arquitectónica del palacio y los detalles de la ambientación.
Después del paseo por la Plaza de Mayo, que también incluyó una parada obligada en la Catedral Metropolitana desde donde en horas de la noche partió el Vía Crucis porteño, varios turistas optaron por el shopping y el paseo por la peatonal Florida.

Otro recorrido imperdible para muchos de esos visitantes fue la Feria del Libro, a la que llegaron para interiorizarse de las últimas novedades en materia literaria y, además, disfrutaron de las charlas que varios autores ofrecen para el público.

Palermo, San Telmo y Recoleta fueron otros de los barrios atestados de turistas. Con ofertas gastronómicas muy tentadoras que hacían imposible sentarse a la mesa no bien se llegaba al lugar, el almuerzo se extendió hasta bien entrada la tarde.

Las promociones para comprar indumentaria también fueron aprovechadas por varios turistas que salían de los locales con no pocas bolsas. A la noche, los espectáculos de la calle Corrientes fueron un imán para los extranjeros, que se deleitaron con las propuestas de la abundante cartelera porteña.

“Buenos Aires es inexplicable, te enamora y no sabés por qué”

Vivió en París, Londres y su Montevideo natal, donde tuvo un gran amor. Pero dice que le es fiel a su alma porteña.
 
 CHINA ZORRILA. ACTRIZ. A LOS 89 AÑOS, ESTRENO OBRA EN EL TEATRO DEL GLOBO. 
Abre las puertas de su casa y recibe con pura ternura. China “es” pura ternura. Y resulta que, además de ser la señora actriz del Río de la Plata, la mujer que pisó mil escenarios durante toda su vida, la de aquellas frases inolvidables en la pantalla grande, y la única que fue capaz de fastidiar con mucha gracia a Mirtha Legrand, también es una buena anfitriona. El café favorito hoy se toma en su casa: y ahí está ella, tierna y serena, para hablar de la vida, del amor, de los miedos por lo que vendrá y también del trabajo. ¿Se puede trabajar a los 89 años? Para China Zorrilla (que se estira para redondearse en los 90 en cada charla) parece que sí, y que hasta resulta una buena terapia en el mejor lugar del mundo: el escenario. Desde la semana pasada China hace “Las d´enfrente” en el Teatro del Globo. Y dice que le gusta mucho.

¿Por qué la disfruta tanto?
La obra es cómica, divertida ¡y es muy graciosa! Y el teatro estalla en una gran carcajada con la última frase que dice una de “mis hijas”. ¡Es tanto lo que se ríen que no les importa el final!
China ríe, pero también está preocupada por su agenda. Está con el estreno, muchas entrevistas, y eso la mantiene ocupada y entretenida, pero también un poco cansada. Hoy tiene la casa llena de adornos, de rico perfume y también hay un piano que le gusta tocar. “Lo toco mal, pero qué importa, toco lo que me divierte a mí”, dice, y ríe.

Flor, su perrita yorkshire, ronca detrás de la mesa. Del otro lado, hay un estante que le dispara varios recuerdos: primero repasa los años que vivió en París (“París es toda mi niñez”), después recuerda su amor por su Montevideo natal (donde creció en una familia patricia y actuó todos los clásicos de las tablas), y también aquel que la hizo sufrir por un montevideano que le rompió el corazón (“Me enamoré perdidamente. El era algo impresionante. Cuando salíamos la gente se daba vuelta a mirarlo, las mujeres comentaban con sus maridos. Pero se murió a los 26 años. Y cuando murió salió en un diario de París “hoy murió en Montevideo el hombre más lindo del mundo”), lamenta. Y antes de hablar de Buenos Aires (“yo nací porteña”, dirá), le dedica varias sonrisas a Londres, donde fue becada por el British Council para estudiar en la Royal Academy of Dramatic Art. “Cuando llegué me di cuenta que no hablaba inglés y terminé recitando un poema en francés en la audición. Los ingleses se mataban de risa, creían que era un chiste”, recuerda.
Y quiere hablar de amor. Y justo ella, que siempre fue la heroína de las solteras, la primera en defender su derecho a esperar el amor verdadero más allá de la edad, ahora dice que está arrepentida. “En el fondo tengo la idea de que no me casé y que estoy sola en el mundo. Tuve cuatro hermanas mujeres y ellas no saben que yo las envidio porque tuvieron marido. Pero igual cuando ‘el que te dije’ me diga ‘se terminó la farra’ yo me voy a ir muy contenta. Tuve la vida que quería. No me casé, ni tuve hijos, pero hice muchas cosas. Viví con mayúsculas y ahora estoy en la dulce espera. Pienso siempre en la muerte. Sin embargo no hay otra que esperar. Mientras tanto tuve suerte en la vida. Fui feliz”.

Y ahora sí, con Flor encima, y el piano cerca, habla de Buenos Aires. “Hace 20 años que vivo en esta misma cuadra de Recoleta, los vecinos me conocen, me dicen que me ven en la tele y hasta me piden que les cuente el final de la novela. Esta calle es como un barrio. Mis amigas coquetas me quieren llevar a Palermo ¡pero yo no quiero! Es cierto: no sé cómo viví en otras ciudades, pero tampoco sé qué es lo que me gustó tanto de Buenos Aires. Es inexplicable, es como cuando te enamorás, que no sabés por qué es”, dice China. Y antes de acompañar a la puerta regala una más de las suyas: “Siento que Buenos Aires es como mi casa, una casa más grande que la de antes. Y que la calle en la que vivo se llame Uruguay es un hermoso chiste. Era como si me estuviera esperando”, celebra.

Un nuevo hotel de lujo

Ofrece cavas de vino en cada cuarto

TODO EN UNO. LA BAÑERA DE CALDEN, EN PRIMER PLANO, INTEGRADA A LA HABITACION.

TODO EN UNO. LA BAÑERA DE CALDEN, EN PRIMER PLANO, INTEGRADA A LA HABITACION.
Un nuevo hotel de lujo ofrece cavas de vinos en cada cuarto Ampliar
Un nuevo hotel de lujo ofrece cavas de vinos en cada cuarto

Un sistema de frío recorre los 12 pisos para que en cada habitación funcione una cava personal con una selección de vinos tintos, blancos y champagne y desde el dispenser se pueda servir una copa en cualquier momento a la temperatura justa . Eso, en un nuevo hotel de lujo –el primero que se anima a sumar al vino a su propuesta–, de la mano de una familia emblemática, los Catena. Eso, sin desmerecer otras condiciones: todo está pensando para el bienestar en una propuesta que va de la artesanía a la tecnología.

En los próximos días abre MIO Buenos Aires, en Quintana entre Callao y Ayacucho, propiedad de César Catena, el primo de Nicolás, hacedor de los Catena Zapata, la bodega que recientemente visitó Bono, cantante de U2.

César tiene la propia –Alfredo Catena– y llevó su pasión más allá: compró centenarios toneles de roble francés para hacer la puerta principal de entrada de 6 metros de altura y la de cada una de las, amplias, 30 habitaciones.

Para las bañeras –que están integradas a las habitaciones– usaron caldenes de 200 años de antigüedad. Son imponentes, piezas enteras: un árbol por cada bañera. Fue otra idea de Catena, tras el incendio en su campo en La Pampa. Y un artesano, Mario Dasso, talló las 26 bañeras, todas artesanías únicas, que luego fueron sometidas a un proceso de impermeabilización.

Detrás de todos los detalles, preparando la apertura está Cristina Catena, la esposa de César. “Queremos que el huésped se sienta en un lugar único y que nos recuerden”, explica. Por eso se llama MIO y lo definen como una “fusión de atrevido diseño, confort y meticuloso servicio, con la última tecnología disponible”. Tiene 30 habitaciones con tarifas que irán, en la promoción de los primeros días, entre los 350 y los 700 dólares la noche (www.miobuenosaires.com) Y la tecnología recorre ambientes y por Wi-Fi el aire del hotel. Llega incluso hasta el restaurante, que será la segunda sucursal en la Ciudad de To, creación de Toufic Rueda, el primero que trajo un kaitén –la cinta transportadora de sushi– a la Argentina. Ahora habrá iPads en las mesas para que los comensales puedan elegir su comida en una carta virtual.

En Federico Lacroze surge un nuevo polo gastronómico

 La mayoría son casas de té y cafeterías que abrieron en los últimos 5 años y ofrecen pastelería gourmet. Si se suma a los de las calles aledañas, el número de opciones sube a 28. En 2001 había 4. Trece locales en apenas 3 cuadras de la avenida .


En apenas tres cuadras, entre Cabildo y la calle Villanueva, la avenida Federico Lacroze es el paseo de las tentaciones . Hay trece locales que ofrecen exquisiteces, como tortas artesanales, tés y cafés gourmet. La mayoría abrió en los últimos cinco años y el lugar se convirtió en un nuevo polo gastronómico de la Ciudad.

Los comerciantes anticipan que, próximamente, los dueños del reconocido Sucre apostarán a la avenida para su primera sucursal (estará al 2100). Y al mismo tiempo, el fenómeno se irradia hacia Luis María Campos, que empieza a funcionar como un corredor conectado con La Imprenta y Las Cañitas. Por ejemplo, en dos restaurantes que llegaron en los últimos meses: Doppio Zero, en Soldado de la Independencia al 1200, y Morriña, en Olleros y Luis María Campos. En total, la zona nuclea 28 negocios, que en su mayoría se instalan en viejas casonas.

Tal vez la proximidad del local de Maru Botana, que está en 11 de Septiembre 982, haya tenido que ver. “En los últimos cinco años se pusieron de moda las confiterías para charlar, tomar té o café, o almorzar.
Todo está en tres cuadras . Hay para elegir y todos los locales están llenos”, confirma Manuel Mel, de la inmobiliaria Raúl Mel, que vio crecer la zona. “ Lacroze cambia mucho a partir de Cabildo –explica–. Es más vistosa y tiene edificios residenciales con gente a la que hay que abastecer. Y es el punto de encuentro de las madres que van a buscar a los chicos a los colegios de la zona”.

Una de las pioneras fue la cafetería Dolcetto, en Federico Lacroze 2117, especializada en pastelería artesanal, y que abrió en 2001 . “En esa época, en Federico Lacroze entre Cabildo y Libertador había cuatro negocios gastronómicos ”, cuenta Juan Manuel Angio, su dueño. Y revela: “El público local generalmente va a las franquicias, así que la mayoría de nuestros clientes son personas que trabajan en el área. Por eso hay más movida de gastronomía diurna”.

Con exhibidores que atraen con brownies rebosantes de dulce de leche y merengue italiano o relucientes cheesecakes, desde 2007 Ianes apostó por la tradición del té. “Cuando abrí el negocio, casi no había locales para tomar el té –recuerda su dueña, Magalí Malatialian–. Como ésta es una zona residencial, pensé que nuestra propuesta de pastelería podía funcionar. Y la respuesta fue positiva. Siempre vienen los mismos clientes, pero a partir de que empezó a haber más lugares para elegir también llega gente que viene a tomar el té en la zona”.

Estos pequeños cafés conviven con Tea Connection, que desembarcó hace tres meses en Federico Lacroze 2233. O con la megacadena Starbucks, que tiene un local en Federico Lacroze y 3 de Febrero.
A una cuadra, desde diciembre de 2009, se abre paso otra cafetería y pastelería que apunta a los vecinos del barrio a fuerza de cheesecakes y chocotortas: Central Cook. Su dueña, Julieta Comissoli, cuenta: “En esta esquina había una casa vieja donde funcionaba la confitería Le Bonheur. Pero cerró y estuvo vacía tres años. Cuando empezamos, en diciembre de 2009, había poco en la zona. Ahora creció mucho. El problema es que hay más de lo mismo: todas son confiterías”.

Los dueños de La Tartana entendieron la falta de variedad y abrieron un local de comida saludable en Federico Lacroze 2230. “La zona nos interesó porque tiene oficinas y colegios –señala Mirna Silva, una de las socias–. Ofrecemos comida preparada por nutricionistas para celíacos, diabéticos e hipertensos y baja en calorías”.

Otra opción es la de Cuatro Quesos (en Lacroze 2344), una suerte de almacén gourmet. O la de Chocolates Tikal. De a poco, los restaurantes crecen. Desde hace años resiste Los Chinos, al 2100. Y en la esquina de 11 de septiembre está Calcio. También hay pizzerías, como Pizza Bum o Forrest Gump, ambas al 2300.