jueves, 5 de julio de 2012

Cinco antiguas tabernas de la cocina porteña

Hubo un tiempo en el que el corazón de cada pueblo eran las pulperías donde se comía, se charlaba y se bebía, y aunque la modernidad las fue borrando, todavía quedan en Buenos Aires algunos restaurantes que mantienen ese espíritu social.

Hubo un tiempo en el que el corazón de cada pueblo eran las pulperías donde se comía, se charlaba y se bebía, y aunque la modernidad las fue borrando, todavía quedan en Buenos Aires algunos restaurantes que mantienen ese espíritu social


Los bodegones, fondas o tabernas son lugares que representan una época y se destacan por elsabor de sus comidas simples y caseras. La mayoría nacieron como almacenes con un salón anexo en el que despachaban bebidas y comidas frías y calientes y hoy en día, al ser redescubiertos por las nuevas generaciones, se convirtieron en símbolos de la cocina tradicional. Cómodos e informales, todavía subsisten en los barrios porteños y ofrecen un extenso menú con platos clásicos y variados como lengua a la vinagreta, vitel thoné, matambre con rusa, ñoquis a la boloñesa y milanesas con puré. Aquí, 5 restaurantes como los de antes que mantienen ese espíritu social.


Hubo un tiempo en el que el corazón de cada pueblo eran las pulperías donde se comía, se charlaba y se bebía, y aunque la modernidad las fue borrando, todavía quedan en Buenos Aires algunos restaurantes que mantienen ese espíritu social
Uno de los restaurantes más originales de Buenos Aires escondido en una esquina de Boedo que pertenece a una familia oriunda de Mendoza y se especializa en cocina del terroir con reminiscencias italianas y españolas. Imperdibles las empanadas mendocinas, el pastel de papa, el cordero envuelto en masa y la carbonada; también los corazones de alcaucil, las calabazas con humita y la milanesa a la cipolla, uno de los platos insignia de la casa. La decoración es rústica, con mesas de diferentes estilos y un piano de madera con música en vivo los fines de semana. La vereda es otro de sus atractivos por su frondosa pérgola y sus mesas iluminadas con velas.

Las Casas 4095 esquina Muñiz, Tel.: 4924 6920 - 4922 0055, Boedo, CABA.


Hubo un tiempo en el que el corazón de cada pueblo eran las pulperías donde se comía, se charlaba y se bebía, y aunque la modernidad las fue borrando, todavía quedan en Buenos Aires algunos restaurantes que mantienen ese espíritu social
Es un club de barrio que funciona como tal, quedacerca de Plaza Serrano y tiene su propio restaurante con un menú simple, casero y popular para almorzar y cenar. Ofrece pocos platos: lo que sale de la parrilla (churrasco o pollo), milanesas con papas y huevo frito y una pasta, por lo general ravioles, que se puede acompañar con salsa fileto o estofado y de postre tarantela o flan. El queso rallado viene en sobrecitos y el vino de la casa es el López tinto. El ambiente es muy sencillo: mesas de fórmica, televisión siempre prendida y ruido de platos pero la calidad de sus platos no se puede objetar.

Uriarte 1609 esquina Honduras, Tel.: 4832 1313, Palermo, CABA.


Restaurante porteño que refleja en sus platos y ambientación la esencia de la palabra bodegón. La carta es corta y actual con recetas de raíces españolas donde los principales van desde la tortilla de papas, las sardinas asadas, los caracoles y las ancas de rana hasta guisos, lechón, mondongo, ostras y salmón pero el clásico del lugar son los fiambres, empezando por el tradicional jamón serrano feteado in situ y también cuenta con una carta de vinos con más de 200 etiquetas muy bien seleccionadas. Para el postre, lo mejor es el flan o el budín de pan. Los fines de semana es imprescindible reservar.

Av. San Juan 1999 esquina Sarandí, Tel.: 4304 4261, San Cristóbal, CABA.


Hubo un tiempo en el que el corazón de cada pueblo eran las pulperías donde se comía, se charlaba y se bebía, y aunque la modernidad las fue borrando, todavía quedan en Buenos Aires algunos restaurantes que mantienen ese espíritu social
Situada en el corazón de Villa Crespo, esta cantina con más de 23 años en la esquina de Jufré y Julián Álvarez, es una de las mejores para comer pastas con salsas sencillas (tuco, pesto, mixta, con albóndigas o estofado) yplatos porteños con un toque italiano como pizza a la piedra, mayonesa de atún, calamarettis fritos, arroces y cazuelas. Mientras leemos el menú (hay más de 100 platos en la carta) traen un platito con mortadela y pan de pizza recién sacado del horno. También hay parrilla y pescados a la plancha, guisos y mondongo. Para el final, panqueque de manzana o tiramisú.

Jufré 202 esquina Julián Álvarez, Tel.: 4777 6972 - 4773-2913, Villa Crespo, CABA.


Otro de los lugares más porteños que hay, un típico bodegón-parrilla con jamones a la vista y estantes con vinos en las paredes, ambiente prolijo y sin pretensiones, con manteles blancos y sillas de madera. La carta es muy variada y los platos son abundantes y para compartir (por eso las pastas y entradas salen en media porción). Sus especialidades son los fusiles, los ñoquis, las mollejas, el matambrito y el conejo (para cuatro personas) preparado con la clásica salsa de vino blanco y champiñón. Los postres más ricos son el sambayón y la copa helada Trapiche.

Paraguay 5099 esquina Humboldt, Tel.: 4772 7343, Palermo, CABA.

¡Hay que poner a Francis Mallmann en su lugar!

Es uno de los máximos exponentes de la gastronomía argentina y acaba de lanzar un nuevo libro con ese aire rústico que lo caracteriza. 


 Es uno de los máximos exponentes de la gastronomía argentina y acaba de lanzar un nuevo libro con ese aire rústico que lo caracteriza.


¡Otro más!
Uno de los grandes secretos para que nuestra obra escrita sea conocida, es contar con un buen editor. En el caso de Francis Mallmann se nota que dio en la tecla con Trini Vergara, que lo ayudó a hacer realidad su Tierra de Fuegos-mi cocina irreverente, su último libro de 300 páginas, que acabo de recibir con una cariñosa dedicatoria, que no logrará evitar mi implacable crítica (sonrisa).
El libro es lujoso, ya sea en su edición de tapa dura como la de tapa blanda. El papel en que se imprimió es de excelencia, lo que permite un lucimiento extraordinario al fabuloso fotógrafo que lo ilustra. Es tal la importancia de las fotografías, que Francis le da el crédito a Santiago Soto Monllor, desde la misma tapa. Santiago ya fue premiado por su trabajo en el anterior libro de Mallmann, Siete Fuegos, que se editara por la primera vez en inglés en los Estados Unidos. Ciertamente, alguien no improvisado en el tema, y que parece haber quedado atrapado por la fotografía gastronómica.
Trini hace una descripción conmovedora del esfuerzo logístico que implicó la realización del libro. Habla de flotas de camiones y camionetas 4X4 atravesando tierras yermas, montañas y desiertos, cargando las vituallas y escenografías que el autor precisa para el despliegue fotográfico culinario que se exhibe generosamente en la obra.
Leer esta descripción me confirmó la sospecha que tuve siempre: no hubiéramos sabido de Leonardo da Vinci, si no hubiera tenido los mecenas que tuvo. Lo que no va en desmedro de lo realizado por Francis, porque sobran los ejemplos de autores bien bancados, en los que claramente se nota que el esfuerzo realizado estuvo lejos del resultado obtenido. Este, claramente, no es el caso, sino todo lo contrario.
Locaciones
Francis mató dos pájaros de un tiro. Filmó para su próxima serie televisiva y realizó este despliegue fotográfico. Su base fue Cachi, en la provincia de Salta, y muy especialmente, en el interior y los alrededores de la finca Rancagua, donde seguramente fijó su base de operaciones en el Noroeste de nuestro país.
Mallmann es un patagónico puro. Lleva años filmando paisajes patagónicos desolados, donde se lo ve en medio de la nieve, bufando preocupantemente, mientras alimenta temibles hogueras, que por suerte nunca se salieron de madre, arrasando todo su entorno.
Así que verlo en este contexto norteño es sumamente interesante. No obstante, buena parte del libro también se ubica en el lago Plata, en Chubut, donde tiene instalado su lugar en el mundo, aunque en la actualidad se lo ubique más frecuentemente en la localidad de Garzón en el Noreste del Uruguay. Las vistas del lago Plata han tenido el tino de ser tomadas en el momento del otoño, donde el paisaje es "abusado" de las maravillosas otoñadas doradas de las lengas y cohiues locales.
Otros asuntos
El libro no menciona a mucha gente. Por el contrario, a muy, muy poca. Yo me ilusioné buscándome en el índice, pero no, aparecen Spinetta, Mahler, entre otros, pero me hubiera gustado ver alguna referencia a alguno de los ídolos que compartimos, como el querido Gato Dumas. Pero no, el libro hay que tener claro desde la tapa, que trata sobre él fundamentalmente, y sobre su visión poética del entorno en que se desenvuelve su cocina a la intemperie, denominada por él mismo como "irreverente".
Es uno de los máximos exponentes de la gastronomía argentina y acaba de lanzar un nuevo libro con ese aire rústico que lo caracteriza.
La gastronomía
Ya verá cuando lo lea, que el libro disimula bastante bien, que el verdadero objetivo es gastronómico.Pero la gastronomía está presentada con una abundancia, claridad y diagramación digna de destacarse.
No me gustó que hable de mililitros en lugar de centímetros cúbicos a los que estamos más habituados los habitantes de estos lares, un tema en el que nos vimos envueltos los primeros editores de revistas gastronómicas. Si bien, tiene una cuidada tabla para que las proporciones puedan ser entendidas en diversas partes de nuestra América. Y sí me encantó que de entrada nomás, en el capítulo Picadas, le rinda un homenaje al querido Queso Fresco, el Cuartirolo, que repetirá en varias de sus recetas. Esas son las cosas que me encantan de Francis: le gusta el cuartirolo, y le pone el pecho al que lo pretenda tildar de cocinerucho por hacerlo. Hay que tener el tupé que tiene él para hacerlo.
Me gustó que hable del arrope de chañar, pero me gustó menos que se olvide de los otros varios arropes deliciosos de nuestro Noroeste, como el de tuna o uva, por citar algunos.
Me gustó que le rinda homenaje al sándwich de jamón y queso, y al locatelli o sacramento de pavita y tomate. No me gustó que "su" choripán, así lo identifica, lo exhiba cargado de tomate y lechuga en una proporción fotogénica, que hace imposible abordarlo de un mordisco, a menos que se tenga una boca anormal.
Me gustó su habitual homenaje a la papa y el capítulo que le dedica. Fue con un menú íntegramente dedicado a este tubérculo con el que trajo para la Argentina el primer lauro internacional para nuestra gastronomía. Y me hubiera gustado que se detuviera en una descripción de las distintas variedades de papas que se pueden conseguir en nuestro país, y sobre todo en nuestro Noroeste.
Me llamó la atención que a veces, siempre en medio de la nada, porque parece un libro pensado para cocinar en medio de la nada, como le gusta a él, aparecen elementos como el "papel manteca" que es difícil para un cocinero amateur saber donde conseguirlo en Buenos Aires. O bien, propone unas pizzas a la parrilla de sencillísima factura, hasta que llega la sugerencia de ponerle jamón San Daniele "o cualquier otro bueno de Parma". Sin duda que como jugador de toda la cancha, son productos que conoce a la perfección, pero a veces se olvida que lo que propone es una cocina campesina, casi de campamento, donde no pareciera haber lugar para el caviar Beluga.
Cuando habla de crema doble, me sorprendió su receta de su "crema envejecida" -que luce muy parecida a la querida crema ácida- sugiera prepararla mezclando la crema con un yogur natural, siendo que mi abuelita ya la hacía agregándole un chorrito de limón. O que el huevo poché, ese que se hace cascándolo directamente en agua hirviendo, siga sugiriendo cocerlo en un agua donde se ha agregado una cucharada de vinagre común, siendo que ha quedado demostrado que el vinagre no aporta nada a la buena o mala cocción.
Pero al hombre se lo nota, a veces intencionadamente, unos figurines atrasados -como decía Tato Bores- como cuando muestra una mesa repleta de una divina vajilla de cocina enlozada en blanco. O cuando hace el elogio del asado de tira, homenajea a los que se "encuentran" en las obras de construcción preparada por los obreros para su almuerzo. Francis: hace muuuuucho tiempo que en Buenos Aires el olorcito de asado preparado por fuegos alimentados de maderas manchadas de cal, como mencionás en la página 123 de tu libro, desapareció de sus veredas y de las obras.
Revelaciones
Confieso que la disposición a aprender siempre tiene su premio al leer Tierra de Fuegos. Por ejemplo, me resultó interesantísima la receta sanjuanina de las tortitas caras sucias, que se cuecen enterrándolas en las arenas de un río, en el lugar donde se prendió un fuego ya sea para hacer otros platos, o no.
Es uno de los máximos exponentes de la gastronomía argentina y acaba de lanzar un nuevo libro con ese aire rústico que lo caracteriza.
La poesía
Los que lo vemos por televisión sabemos que al hombre le tira el costado poético. Y su descripción de la pesca con mosca de truchas en los lagos patagónicos es entusiasmante. Ahora,cuando dice: "Asar es como imaginar a la mujer cuando es cortejada por otras manos.",pone al potencial asador en trance de auto considerarse un voyeur algo enfermizo.No sé, puede ser que haya alguien a quien le guste.
Consideraciones varias
El capítulo dedicado a las Aves es corto y se limita a un plato de pato y el resto unos pocos de pollo. Su permanencia en Cachi, quizás le haya impedido saber de las maravillosas pavas del monte que se encuentran volando crudas en la selva salteña, entre otras delicias aladas.
Impecable su capítulo de Pastas salvo que a los fideos ondule los llama lasagna; o que a los ñoquis sugiere que el tubo de masa, previo a cortarlos individualmente, sea hecho con una manga de boca ancha, y no como el resultado de un hábil amasado manual. Y confieso, que en la tierra de la albahaca no haber puesto una receta de pesto entre las muchas que sugiere en el capítulo, lastimó levemente mi alma genovesa.
Conclusión
Es un libro infaltable en la biblioteca de un cocinero, nacional o extranjero, por los motivos que quiera: su interesante contenido o sus fotografías, cada una, una obra maestra en sí misma. Si quiere saber más de cómo armar esas parrillas y chapas que usa para cocinar, encontrará un capítulo al efecto; como el carrito similar al del heladero de Laponia de mi infancia, que lo mostró doblado y jadeando empujándolo por las calles de París, ante la mirada atónita de los autóctonos que nunca entendieron el guiño de este niño mimado de nuestra gastronomía. Ámelo o déjelo, haga lo que quiera, pero su talento, al menos para mí, sigue siendo el de un Nº1, y ese es el lugar en donde deseo verlo puesto. Veremos que se trae con el próximo libro, ya estoy en la cola esperándolo para ser el primero en leerlo.Mi concepto del amor coincide con el de Borges: "Todo amor y toda amistad no son más que un justo vaivén de la aproximación y de la distancia".
Miscelánea de aderezos. María Laura Ortiz es una especie de tractor que tira de una empresa familiar que se llama Aromas de Cocina. No solo me sorprendió la calidad de los productos que elabora en Mendoza, sino que aplica el principio elemental del marketing que es la diferenciación. Así, ofrece salsas hechas a base de reducción de Malbec y Torrontés especiadas, que sirven tanto para acompañar un pollo, como un helado. Una de Cabernet Sauvignon con chocolate que la propone para carnes de caza. Pero la oferta es inmensa: aceites de oliva infusionados ya sea con albahaca, romero, ají y cardamomo, etc. Vinagretas variadas que incluyen una con higo de tuna. Especies cultivadas artesanalmente, al igual que mezclas aromáticas. En fin, la lista es larga, y lo que es de desear es que cuando la demanda crezca, la calidad no disminuya. Si lo logra, será un boom. Para más información:www.aromasdecocina.com
Miscelánea enológica. Anne Bousquet pertenece a una familia con 4 generaciones de tradición vitivinícola en Francia, y en 1990 vino a estudiar como se andaban las cosas por Mendoza, se enamoró de Gualtallary, y allí instalo su bodega Domaine Bousquet. Resultado de todos estos movimientos es que pude probar el Domaine Bousquet Cabernet Sauvignon Reserva 2011. Un vino muy bien hecho, en el que se nota que ha habido un manejo particular de las uvas con que se hizo. Por ser un Cabernet, obviamente, me gustaría probarlo dentro de 3 o 4 años para ver su evolución, que luce muy prometedora.
Miscelánea enológica II. Los amigos de Rosell Boher hicieron una presentación de la nueva camada de sus vinos como a mi me gusta: de a poquitos y con tiempo para charlar tranquilo con los especialistas, sin la presencia de "colegas" que intentan lucirse demostrando, con largas peroratas, sus "sólidos" conocimientos de los productos que se degustan. Como resultado disfrutamos de sus vinos Casa Boher que son varietales de Merlot, Cabernet Sauvignon y Malbec; como asimismo, un assemblage de Viñas de Narváez Reserva que conquistó el paladar de los expertos presentes. Y por supuesto, no podía faltar su siempre bien valorado espumoso, que fue un cierre magnífico.

    Los mejores bares de tapas en Buenos Aires

    En España se dice que la tapa es libertad y una manera de acercar la alta cocina a la mayor cantidad de gente a precios razonables y sin renunciar a la creatividad. Aquí, porciones mínimas, máximo sabor. Mirá la lista y contanos cuál sumarías.



    Por Verónica Gurisatti
    Especial para ConexiónBrando 


    Tapas, bocaditos, tentempiés, pinchos, appetizer, canapés, son distintas maneras de decir lo mismo: pequeñas porciones de platos exquisitos, fríos, tibios o calientes y de formas y sabores muy diferentes, que en general se comen con las manos y son ideales para compartir. Un pincho de carne asada, una tortilla de papas, un canapé de salmón ahumado o una rodaja crocante de pan con jamón crudo son una deliciosa mezcla de frescura, texturas y sabor que preparan al paladar para los primeros y segundos platos. El secreto está en el equilibrio, la calidad y la sabia combinación de los ingredientes. Aquí, 5 restaurantes de Buenos Aires en los que nunca falta la tortilla ni los frutos de mar. ¿Cuál sumarías a la lista? Contanos!


    Ubicado en una vieja esquina casi en el límite entre Caballito y Parque Chacabuco, tiene el encanto del rincón urbano pero alejado de los circuitos de moda. Al mando de los fuegos está Javier Urondo (hijo del poeta Paco Urondo) y es un lugar cálido, luminoso y bohemio, con la cocina integrada al salón y separada por una imponente barra con panes, libros, encurtidos y otras preparaciones del día. La carta es breve y todo es casero: el yogurt, la panceta, los membrillos, la mezcla de condimentos, las mostazas. Los imperdibles son el copetín Urondo que trae aceitunas, queso feta, bondiola braseada y peperonatta (repollo encurtido), el plato de quesos y fiambres de la casa, el ceviche, las mollejas y las tres carnes básicas: cerdo, cordero y vaca. Abre de martes a sábados de 20 al cierre.

    Beauchef 1204, Parque Chacabuco - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    Teléfono: 4922 9671
    UrondoBar.com.ar


    Un clásico del barrio de Palermo donde Carlitos, su dueño, ofrece personalmente antipastos típicos de Italia sin menú ni carta y con un estilo propio desde hace 30 años. Ubicado frente al Zoológico y ambientado con fotos de monumentos romanos y actores italianos, es una trattoria con mucha personalidad donde lo mejor es empezar por las berenjenas en escabeche, la ensalada caprese, los hongos a la provenzal, el vitel thoné, la caponata (berenjenas asadas salteadas con morrones, apio y alcaparras) o la burrata, todo en porciones mínimas y de máximo sabor. También exquisitas pastas rellenas, risottos, pizzas caseras y para terminar tiramisú. Abre de lunes a viernes de 8 a 16 y de 20 al cierre, sábados de 8 a 16hs.

    República de India 2843, Palermo - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    Teléfono 4802 2391 


    Otro clásico del microcentro porteño inspirado en las tascas españolas que ofrece desde hace más de 30 años cocina española y a fines del 2010 abrió una nueva casa en San Isidro. El lugar es estrecho pero cálido, predomina el color rojo, hay una larga barra para tapear y cómodos boxes. La especialidad son los frutos de mar y los pescados, y las tapas más ricas son las rabas, los boquerones en vinagre, los chipirones fritos, los champignones a la plancha y el jamón crudo con pa amb tomàquet (rodajas de pan de campo tostadas y untadas con tomate y ajo). También muy buenos langostinos, trillas, pulpo y sardinas a las brasas, para acompañar sidra tirada y de postre, natilla o crema catalana. Abre todos los días, mediodía y noche y el de San Isidro cierra los lunes.

    Paraguay 645, Centro - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    Tel.: 4312-5442 / 6106
    Av. del Libertador 14.850, San Isidro - Provincia de Buenos Aires
    Teléfono 4798-7100 / 7500
    www.tancatrestaurante.com


    Sebastián Tarica es el creador de este original restaurante que ya tiene más de 10 años y está ubicado en la frontera que divide Palermo de Almagro. Es íntimo e informal y está ambientado como una casa de antigüedades donde conviven muebles, discos y objetos de todo tipo. La cocina es mediterránea con algunos platos tradicionales porteños y ofrece una amplia variedad de tapas que incluye más de 14 platitos que se destacan por su calidad y presentación y varían constantemente. Muy ricos los pinchos de langostinos fritos, las aceitunas machacadas y rebozadas en maní, los palillos de carne especiada, la pasta de ají, los bastones de fainá y los calamares a la gallega, también el cordero y el cuscús. Abre de martes a domingo de 20.30 al cierre.

    Gorriti 3972, Palermo - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    Teléfono 4867-3388
    www.deolivasilustres.com.ar


    Auténtico bistró porteño ubicado en el corazón de Belgrano que ofrece tapas a toda hora y comida simple y casera, al igual que su decoración. Es blanco, luminoso, con grandes ventanales y mesas de madera (adentro y en la vereda) y hasta hace muy poco se llamaba Santé. Sirven platos porteños y mediterráneos y del tapeo se destacan los quiches, la tortilla de papas y cebollas, el gravlax, los buñuelos de acelga, las empanaditas de carne y los morrones asados. También ricas hamburguesas, sándwiches de pollo, de vegetales grillados, muy buenas pastas y pesca del día, y una gran variedad de tragos y vermúes. Además, se puede desayunar y merendar y tienen una exquisita pastelería. Abre todos los días de 9 a 12 de la noche.

    Arcos 2023, Belgrano - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
    Teléfono 4781-1530
    www.mimirestaurant.com.ar