lunes, 22 de agosto de 2011

EL BAR DE BARRACAS DONDE TOMAR UN CAFE ES COMO VIAJAR EN COLECTIVO

SUEÑO CUMPLIDO. EL DE DANIEL PEREZ CON SU BAR DE MONTES DE OCA 1440, EN EL QUE TIENE LA TROMPA DE UN 39.

SUEÑO CUMPLIDO. EL DE DANIEL PEREZ CON SU BAR DE MONTES DE OCA 1440, EN EL QUE TIENE LA TROMPA DE UN 39.




El hombre fue criado entre colectivos. Su padre y sus seis tíos manejaron uno y ese fue también su destino. Fanático de la historia del más porteño de los medios de transporte, Daniel Pérez regentea “Viejo Bondi”, un bar temático ubicado en Montes de Oca 1440, en Barracas. Butacas de colectivo en lugar de sillas, la trompa de un antiguo Mercedes Benz de la línea 39 en una pared, pasamanos nacarados en la puerta de entrada, faros antiguos y fotos históricas componen un escenario que remite al interior de un viejo colectivo , de los de antes. De la época en la que no existían las máquinas expendedoras de boletos y menos aún las lectoras de tarjetas electrónicas. De cuando el chofer, además de manejar, pasaba los cambios en una caja manual, cortaba boletos, daba el vuelto y abría y cerraba las puertas tirando de una palanca metálica.

Como el dulce de leche y la birome, el colectivo es motivo de orgullo hecho in Argentina . Pero para Daniel Pérez los colectivos son, además, parte de su propia historia de vida. Una historia que comenzaba a escribirse cuando él aún era un niño.

Hay en el local una foto que registra un momento que se repitió muchas veces a lo largo de su infancia: al costado de una ruta y junto a su padre. “Creo que éste fue un viaje que hicimos a Mendoza. Pero en realidad nos recorrimos el país ‘ablandando’ los motores de los colectivos”, recuerda de la época en la que había que salir a manejar cientos de kilómetros antes de poner a trabajar la unidad. Con orgullo, cuenta que también sus seis tíos paternos fueron choferes de la línea 39. De alguna manera, los Pérez impulsaron el desarrollo de las empresas de colectivos, ya que muchas de ellas nacieron como pequeños emprendimientos familiares .

A los 17 años Daniel Pérez ya trabajaba en la cabecera de la línea 39. Allí controlaba las salidas de las unidades. Después abrió un bar en la terminal y finalmente, a los 24, comenzó con el oficio para el que parecía estar predestinado: empezó a manejar uno de los internos de la línea. También fue inspector, secretario y presidente de la compañía, pero siempre tuvo en mente volver a la gastronomía; y lo hizo con “Viejo Bondi”, un sueño de toda la vida cumplido a los 52 años .

“Mi historia está inevitablemente ligada a los colectivos y me gusta todo lo que se relaciona con el oficio. Sin embargo, no deja de sorprenderme la cantidad de personas que vienen acá y, sin tener vínculo directo con el tema, se manifiestan como fanáticos o sabelotodos”, cuenta Daniel en su encuentro con Clarín .

En la charla, sus anécdotas personales se mezclan con la historia del colectivo.

Muestra una foto de 1929, en la que un grupo de hombres rodea a lo que fue la primera versión de un bondi: el taxi-colectivo. Nació como alternativa para paliar la falta de trabajo de los taxistas, así subían a varios pasajeros en el mismo auto. El primer taxi-colectivo partió el 24 de setiembre de 1928 desde la esquina de Rivadavia y Lacarra.

En “Viejo Bondi” también hay espacio para un foto que dispara un recuerdo doloroso: “En los 40 comenzó a funcionar un ente del Gobierno que incautaba los colectivos y las familias estaban obligadas a entregarlos. La idea era que el servicio lo ofrezca el Estado, pero era algo compulsivo. Muchas familias se fundieron y abandonaron para siempre el oficio”, cuenta. Y rememora otro momento complicado: “Durante la Segunda Guerra Mundial no había caucho y no llegaban los neumáticos, así es que a los colectivos se les colocaban ruedas de tranvía y los hacían correr sobre los rieles que había en la Ciudad”.

Y hay más de estos relatos. Todos, de alguna u otra forma fueron parte también de su historia familiar y están presentes en su bar temático.

domingo, 21 de agosto de 2011

El porteñísimo lunfardo se renueva con palabras del rock y de la cumbia

Surgido hace más de un siglo, también suma términos que se usan como jerga entre los jóvenes.
Estando en el bolín polizando / se presentó el mayorengo /a portarlo en cana vengo / su mina lo ha delatado ”. Este es el primer verso en lunfardo del que se tenga noticias. Fue publicado en 1879 en el diario La Nación por Benigno Lugones, un policía que en sus escritos reproducía la forma de hablar en las comisarías. Ya un año antes, en La Prensa , un artículo titulado “El dialecto de los ladrones” contaba que en la Ciudad había una nueva forma de hablar y reproducía 29 palabras de la jerga con sus significados. Entre ellas figuraba lunfardo. Quería decir ladrón . Pasaron 133 años y el lunfardo sigue vivo: ahora incorpora vocablos del rock y de la cumbia. Así, el “mayorengo” de ayer es el “rati” o la “yuta” de hoy.
El habla de Buenos Aires nació en los barrios bajos, en las comisarías y en los conventillos donde vivían los inmigrantes, entre fines del siglo XIX e inicios del XX. “A Buenos Aires habían llegado muchos genoveses, piamonteses y también algunos lombardos –explica Otilia Da Veiga, vicepresidenta de la Academia Porteña del Lunfardo–. Y como en Lombardía había banqueros y prestamistas, los más humildes decían que los lombardos o lumbardos, eran ladrones. Porque para el pueblo, prestamista y ladrón era lo mismo. Y lumbardo derivó en lunfardo”.

El lunfardo no era privativo de los ladrones, aunque ellos lo hablaban porque entre los inmigrantes también vinieron “escruchantes” y “chorros”. Y fueron los policías, según cuenta Da Veiga, los primeros que registraron las voces lunfardas. “Pero los comerciantes y el pueblo bajo también hablaban así –asegura–. Fue José Gobello, presidente de nuestra Academia, el que sacó de la cárcel al lunfardo y lo transformó en un hecho lingüístico . El siempre sostuvo que el lunfardo es hijo de los patios de los conventillos donde se juntaban los inmigrantes”. De hecho, desde 2000 se celebra el Día del Lunfardo los 5 de septiembre, porque en esa fecha Gobello publicó “Lunfardía”, su primer libro.

La conexión del tango con el lunfardo se dio naturalmente. “El tango se gestó en lugares humildes, donde el lunfardo habitual. Además, muchos compositores y cantores de tango eran de origen italiano y estaban cerca del habla popular”, dice Da Veiga.

Algunas palabras del lunfardo fueron incluidas en el diccionario de la Real Academia Española. Como banquina, el término que usaban los obreros genoveses que construyeron las rutas para llamar al arcén. O “cancha”, que viene del quichua. Porque algunos vocablos lunfardos surgieron de lenguas autóctonas. También del galaico portugués y del caló gitano. Y hasta de la germanía, la jerga de rufianes nacida en España, de la que viene el término “fulero”. “Otras palabras son del más rancio castellano –agrega Da Veiga–. Como afanar, a la que el lunfardo sólo le desvió la intención”. En cambio, dice, el “resve” no es lunfardo, sino apenas la inversión de las palabras.

Aunque causó resistencia en los puristas del idioma, el lunfardo se filtró en todos los estamentos sociales. “Eso es lo que lo vuelve interesante para los estudiantes de filología de todo el mundo, que hacen sus tesis sobre el lunfardo. A la Academia llegan desde Japón, República Checa, Inglaterra o Francia”, dice Da Veiga.

En 1990, Gobello incluyó en su diccionario de lunfardo 3.590 palabras. En 2004, en el “Novísimo diccionario de lunfardo” que publicó con Marcelo Oliveri, había 5.301, por lo que se calcula que se incorporan unos 71 vocablos por año. Porque el lunfardo –dicen Gobello y Oliveri– son todas las expresiones que se usan en Buenos Aires, que se oponen a las establecidas. “Hoy, el lunfardo consta de 6.000 palabras –dice Da Veiga–. No todas están en uso y es imposible hablar sólo en lunfardo. Por eso no es un idioma, es un aire”.

Un aire que sigue activo. Se suman extranjerismos, como “chatear” y palabras surgidas de la actualidad, como “piquetero” o “cacerolazo”, o de la TV, como “botinera”. Y fundamentalmente, términos del rock y de la cumbia, dos géneros con los que el lunfardo se retroalimenta. Por ejemplo, chabón es la inversión de “boncha”, que originariamente significaba “medio tonto”. Otras palabras adoptadas por esos géneros del lunfardo original son “agreta” o “arrugar”. Y también hay términos nuevos que el lunfardo hace suyos: fisura, motoquero, patovica, rescatarse, birra. Por algo, el lema de la Academia Porteña del Lunfardo es “El pueblo agranda el idioma”.

jueves, 11 de agosto de 2011

CURSOS DE INGLES PARA GUIAS DE TURISMO





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CITY TOUR IN FOCUS - Un recorrido académico por Buenos Aires, haciendo foco en temas tales como arquitectura, historia, tango y mucho más!
Día y Horario: Martes de 16 a 18hs ó Miércoles de 10 a 12hs
Duración: 2 meses
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TIGRE & DELTA IN FOCUS
Día y Horario: Martes de 19 a 20:30hs
Duración: 1 mes

THE PAMPA & THE GAUCHO IN FOCUS
Día y Horario: Lunes de 16 a 18hs
Duración: 1 mes

tourinfocus@gmail.com / 156-273-8528

sábado, 6 de agosto de 2011

Cierra sus puertas la confitería Richmond, pero intentarán rescatarla

Comunas en Baires – Si usted tenía pensado ir el fin de semana disfrutar un café en la emblemática confitería Richmond de Florida al 400, no demore demasiado porque en las próximas horas podría ser la ultima vez que pise uno de los más refinados salones de la ciudad.

Con casi 80 años de vida “La Richmond” vivió el auge y la decadencia de la peatonal. Decorada al estilo inglés, con sillas y sillones tapizadas en fino cuero, con iluminación de arañas holandesas de bronce, supo ser un punto de encuentro distinguido de porteños habitúes, ocasionales transeúntes y una parada obligada del turismo.




Al conocerse la noticia en los últimos días que una afamada marca de zapatillas y ropa deportiva adquirió el local para instalar un megastore, muchos amantes del clásico salón se están autoconvoncado por medio de las redes sociales para este sábado en el horario de 17 a 20 con el objetivo de evitar su cierre.
En el ámbito político, el hecho que uno de los reconocidos “Bares notables” se extinguiera, también causó cierta conmoción y rápidamente el Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Hernán Lombardi y la Legisladora Maria Jose Lubertino, cada uno por su lado, comenzaron a moverse en busca de un proyecto que consiga la preservación de la confitería.