En este periodo de tiempo se erigieron con fuerza los nombres de El Nacional, El Guaraní, El Ateneo, Germinal, Café de los Angelitos y el que aún sigue siendo un punto obligado en Buenos Aires, el Café Tortoni. Y era tan fuerte su peso en el imaginario porteño que en las décadas de los 30, 40 y 50 cualquier trasnochado podía encontrar reuniones de amigos que incluyeran a Pichuco, a Homero Manzi, a Discepolín y tantos otros hitos de la música.
Muchos son los lugares referentes en el imaginario del tango, forjados a través de las vivencias de quienes construyeron nuestra música ciudadana y reflejados en las historias que oímos de quienes participaron de aquella época y, por supuesto, en los tangos que en aquel entonces surgieron. Hoy vamos a hacer un breve repaso sobre los cafés de Buenos Aires.
Los cafés del Buenos Aires tanguero son el punto de encuentro y de reunión en donde (muchas veces) sin distinción de clases o proveniencia, la gente encontraba a sus amigos y en el trayecto se empapaba de la cultura popular porteña, el fútbol, los caballos, el billar, la literatura, la política y obviamente el tango.
Los documentos históricos indican que el café surge en la época colonial siendo una herencia transmitida por tradición española. Con el correr del tiempo y con la ayuda de las corrientes inmigratorias de fin de siglo XIX, el café fue convirtiéndose en la fusión de esto y la típica pulpería criolla.
Para principios y mediados del siglo XX el café (o cafetín) incluye una de las atracciones que lo convierte en referente: las orquestas típicas, que repartían su actividad entre los cafés, los cabarets, los carnavales y los clubes barriales, teniendo estos últimos pequeños espacios parecidos a los cafetines.
Es así como revisando el cancionero popular porteño podemos encontrar piezas como “Café de los Angelitos”, “Viejo Tortoni”, “Muchacho del Cafetín”, “Amurado” y el célebre “Cafetín de Buenos Aires” de Mores y Discépolo cuyos versos rezan:
Cómo olvidarte en ésta queja
cafetín de Buenos Aires
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja.
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas
yo aprendí filosofía
dados, timba y la poesía
cruel, de no pensar mas en mí.
Si bien los cafés siguen siendo un símbolo de nuestra cultura, el tango progresivamente se fue trasladando a otros espacios como el teatro, o los café-concert a partir de la década del 60 y luego en las llamadas “Tanguerías”. Hoy te invitamos a escuchar la formidable y emocionante versión del “Polaco” Goyeneche de “Cafetín de Buenos Aires”.